viernes, 20 de febrero de 2015

...Y no es un adiós, es un hasta pronto

Como he dicho mil veces, me encanta escribir; con ello ordeno mis ideas y establezco prioridades. Hago las famosas listas to do's y las de la compra. Escribo lo que quiero, lo que pienso y lo que planeo. 

Pero hay veces en la vida en que, por diversas circunstancias, la cabeza no te ayuda, parece que la muy puta está en contra de que hagas lo que te gusta, lo que te ayuda.

Así que tras mucho luchar con ella e intentar seguir con esto y llevar el blog hacia adelante, reconozco que me ha ganado.

No me despido de nadie ni pienso echarme atrás y dejar de escribir, simplemente me doy una tregua y no me voy a enfadar conmigo misma por no tener la imaginación ni las ganas que tenía hace unos días, porqué otras cosas que yo no quisiera ocupan ahora el 100% de mi mente.

Haré la idea que tenía al principio, e intentaré publicar todas las semanas, los domingos.

Y cuando todo vuelva a la normalidad, el blog será el primero que también volverá a la rutina.

Así que hasta el domingo a tod@s.

Nos leemos!!

lunes, 16 de febrero de 2015

Mentiras universales

La versión oficial es que nadie miente; todos decimos siempre la verdad, somos los más sinceros del mundo y blablablá. Y un huevo.
 Todos mentimos, decimos más mentiras que Alena, como dice mi padre, lo que pasa es que los hay que se lo curran tanto, que cuando los miras a los ojos incluso sabiendo que nos están mintiendo, parece que nos estén diciendo la verdad. 

Qué bonito eso de “sólo miento cuando digo la verdad…”

También soy de la opinión de que, por desgracia, la mayoría de las veces, una mentira repetida hasta la saciedad se convierte en verdad.

Así que hay una serie de mentiras piadosas que todos usamos, en algún momento de nuestras vidas, tales como:

YA ESTOY LLEGANDO. Cuando todavía te estás vistiendo, y te falta delinearte un ojo y atusarte el pelo.

¿HAS ADELGAZADO? Eso de que hace tiempo que no ves a una amiga, o a una persona que fue tu amiga y ahora no te cae del todo bien. También aplicable a suegras y cuñadas. Lo mejor es usarla cuando la que ha adelgazado eres tú. Así. Por joder.

NO MAMÁ, YO NO FUMO. EL TABACO ES DE UNA AMIGA. SU MADRE NO ES TAN COMPRENSIVA COMO TÚ, Y SI LA PILLA LA MATA. Y habrá madres que se lo creerán y todo. Menos la mía. La mía nunca se lo creyó.

NO NO GRACIAS, ES SUFICIENTE, ESTOY A DIETA. Y tú en realidad te comerías un búfalo pero como no tienes confianza, siempre pones la misma excusa.

SÍ MAMÁ, VOLVERÉ ACOMPAÑADA. Lo que le sigue es: pero para eso tendré que venir cuando todos vuelvan, si no, tendré que venir yo sola. Y es cuando te esperas en la puerta de casa como una idiota hasta que pase un coche y así tus padres, que están medio groguis ya, piensen que ese coche es el que te ha traído sana y salva a casa.

BEBÍ POQUÍSIMO, ME DEBIÓ DE SENTAR MAL. Sí claro, debe ser que el octavo Gin tonic llevaba algo en el vaso y se te descompuso el estómago. Y lo del día siguiente  no era resaca, era un puto virus estomacal muy inoportuno.

CHICA, NO HABÍA OÍDO EL MÓVIL. Claro, porque bajar la barra de notificaciones y ver ese whatsapp para decidir si te conviene abrirlo o no, no cuenta como leer.

Y la reina: ESTO NO ES LO QUE PARECE. Mira, yo no me he visto nunca en esta situación, ni como la que descubre ni como la descubierta, ni por mi parte la voy a vivir, ¿pero es que en serio esto ocurre en la vida real?
Mira, que te han pillado empotrándote a un pav@, no intentes arreglarlo. Y decir a tu pareja que no estabas disfrutando tampoco debe de ayudar a mejorar la situación. Ten dignidad, y asúmelo, valiente.

Y aquí, una pequeña muestra de mentiras que nadie dice nuuunca en su vida...

viernes, 13 de febrero de 2015

Si yo fuera...

Cuando era pequeña, me encantaban los cuentos de Disney, y los que no eran de Disney. Me los sabía todos,. hasta el punto de que corregía a quien me lo contaba si cambiaba una frase.

Ahora, de mayor, soy yo la que los cuenta, y los veo desde otro punto de vista, más mayor. Me sigo poniendo en el papel de mis personajes favoritos, pero joe, cómo ha cambiado el cuento...

Porque tú veías a La Bella Durmiente, y llorabas como una magdalena cuando se pinchaba y caía redonda al suelo, ella y todo el reino, hasta que llegaba ÉL, el príncipe, y con un beso puro y casto, sin babas ni lengua ni nada, la salvaba.
Pero ahora lo piensas y dices a ver Aurorita, guapa, que sabías que este momento iba a llegar desde el día que naciste, dedícate a otras labores mujer.
Y espera, porque luego llega Blancanieves. Qué maja era la cría. Mira si era inocente que vivía con siete hombres, y no se tiró a ninguno, hablaba con los pájaros y las cabras, y va una vieja con la cara llena de berrugas, se saca una manzana de la manga, y va ella y se la acepta. TONTA. Pero que tu padre el rey no te enseñó que no hay que aceptar nada de ningún desconocido, ¿o que?^Porque eso, y que no sueltes el vaso cuando sales de fiesta, es el A B C de todo padre de adolescente. La madre que te parió Blancaní.

Pero la más boba de todas era Caperucita Roja. Vamos, que me entero yo de que por el bosque va un lobo vagando con más hambre que un perrito pequeño, y a lo mejor va, y le llevo yo la cestita de los cojones a la abuelita. Chica hazle la compra online y ya irá el mozo de Mercadona, boba, que lleva furgoneta, y cobra por ello.

Y así...con todos los cuentos.

Que no puede ser cojones. Que nos engañan.

Bueno no, a mí ya no.

jueves, 12 de febrero de 2015

Errores que comete toda mujer (y algún que otro hombre) cuando está deprimida

La vida de una mujer es muy compleja, porque queremos estar y ser siempre perfectas, para que nos miren (pero no demasiado, sino nos ofendemos). Maquillaje, pelo, taconazos, modelitos…OVULAMOS.
Y eso nos transforma en primas hermanas de Gozzilla durante unos días al mes. En el mejor de los casos, sólo un día. No nos pasa a todas eh, pero sí a la mayoría, las cosas como son.

Tenemos una capacidad increíble para conseguir tener siempre (o casi siempre) la razón, pero les tiene que nacer dárnosla, sino ya no la queremos.

Y también nos deprimimos. Mucho. Depresiones que duran un máximo de 24-48 horas (que vienen a cuadrar con determinados días del ciclo menstrual), pero en las que el mundo se viene abajo y se vuelve a reconstruir. De repente ese día nos vemos gordas, feas, granudas, nadie nos entiende, nadie da en el clavo de lo que queremos…y tampoco es tan difícil acertar, joé.

Así que como mujer que soy, y encantada que estoy de serlo, me tomo la libertad de aconsejaros a vosotras, camaradas, unas cuantas cosas que JAMÁS debemos de hacer cuando nos levantemos un día depres:

CORTARSE EL PELO. Dígase también hacerse un cambio de look radical. Por mi cabeza ha pasado desde cortarme el pelo muy cortito, hasta hacerme mechas rubias. Y NO. NO es una buena opción. Nunca lo es, por varios motivos, porque el pelo tarda en crecer, y en teoría no es bueno teñirse más de una vez al mes. Imaginad el tema cuando se pase este día fatídico y volvamos a ser normales.

DOTOREAR REDES SOCIALES AJENAS. ¿Y total para qué? Lo que tú esperas ver es que a tus archienemigos les va como el culo, pero recuerda de que existe la opción de que les vaya mejor que a ti, y no queremos que las ganas de morir (o de matar) vayan en aumento.

SENTIRSE LA PEOR PERSONA DEL MUNDO. Tampoco vale hacer sentirse así a nadie. Tú no eres culpable de estar insoportable hija mía, es una cuestión de cromosomas. No puedes acabar con el hambre en el mundo, aunque llores como una loca cuando veas los anuncios de Unicef. Puede que veas muy clara la idea de irte de misionera al África tropical a buscar al negrito del Cola Cao. Si dentro de tres o cuatro días sigues pensándolo, adelante, sino, deja que se ocupen de ello los profesionales.

COMER COMO UNA POSESA. Eso de arraso por donde paso no incluye un trayecto en el que tu nevera esté  cerca. Puede que creas que el remedio para todos tus males está en comer dos donuts de entrantes, una pizza cuatro quesos como plato principal con dos litros de Coca Cola, y una tarrina de un kg de helado de turrón de Xixona, porque a demás estás pasando uno de los peores días de tu vida (nótese la exageración femenina), y qué coño, te mereces el atracón, pero cuando te des cuenta de lo que has hecho, llorarás lágrimas de sirope de chocolate, y no es buen remedio para la depresión (que te lo digo yo).

ENFADARSE CON EL MUNDO Y DEJAR DE COMER. Tampoco es eso sabes, pero lo mejor para esos días aunque os parezca una locura, es comer lo más sano posible. Porque sólo nos faltan los remordimientos. El hambre es traidora y agudiza la mala uva, lo que te va a hundir aún más en la miseria, amiga.

INFRAVALORARSE. Ya hemos dicho que no hay que culparse a una misma de todo, y tampoco hay que ir hecha un zombie por la casa, ni quedarse todo el día en la cama. Chica, arréglate, pasa por chapa y pintura, mímate como nadie ha conseguido hacer nunca contigo. Mirarse a un espejo y verse como la prima hermana de Frankenstein no ayuda a subir el ánimo.

Y éstos son los pasos que yo intento evitar cada vez que me siento depre.

Recordad que nadie tiene la culpa de que nos sintamos así (aunque siente muy bien gritarle al que tengamos delante, y hacerle culpable de todos nuestros males, ése NO es el camino).

Recordad también que todo pasa, y que estos días de querer morir sólo pasan una vez o dos al mes, no vale más.
Siempre que podáis, taconazo, morros rojos, y a triunfar.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Arreglando el mundo

Un científico, vivía con preocupación todos los problemas del mundo.
Estaba decidido a encontrar por todos los medios una solución. Pasaba días en su laboratorio, en busca de respuestas.

Cierto día, su hijo de 7 años, invadió su lugar de trabajo, dispuesto a ayudarle a encontrar esa ansiada solución.
El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera distraer su atención:
Encontró una revista, donde había un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba!

Con una tijera, recortó el mapa en varios pedazos y se los entregó al niño con un rollo de cinta, diciendo: Hijo, como te gustan tanto los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pequeños pedazos, para que lo repares.
El científico pensaba, quizás se demoraría meses en resolverlo, o quizás nunca lo lograse, pero por lo menos, le dejaría tranquilo por un tiempo; pero no fue así.

Pasada algunas horas, escuchó la voz del niño: "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. ¡No puede ser, es imposible que a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes!
Levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería un trabajo digno de un niño: Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había sido capaz?

-Hijo, tú no sabías cómo es el mundo, ¿cómo lograste armarlo?

-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi del otro lado la figura de un hombre. Así que le di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y me di cuenta que había arreglado al mundo.

martes, 10 de febrero de 2015

De cómo reaccionar cuando no te gusta un regalo (sin matar a nadie)

A todos nos han hecho regalos feos. Pero feos de los que te tienes que esforzar y pensar eh, sonríe ahora, vomita después, y no mates a nadie.

Yo recuerdo alguno. Más de uno, la verdad.

En mi 13 cumpleaños, una (imbécil) de mi clase, tuvo la magnífica idea de regalarme El libro de las virtudes  y valores para niñas, que no era más que un tochaco de libro, con cuentos que enseñaban valores. Con 13 años. Lo mejor es que se nos puso a leer uno, y luego a explicárnoslo. En concreto, el que leyó, daba las directrices a las niñas para ser unas señoritingas. Señoritinga mis cojones. A esa edad yo jugaba al futbol con los chicotes, no quería poner lavadoras, ni prepararle después de comer cafés a mi padre (aunque lo hacía por las circunstancias de mi casa, pero lo hacía porque me tocaba, no porque me lo decía el puto cuento).

¿Quién tiene el santo cuajo de regalar una bufanda para reyes? Macho, una bufanda de punto, nada de lana, que son las que abrigan.
Y claro, ahí es cuando tú abres mucho la boca y los ojos, y dices uaau, justo me hacía falta una. Esto ha pasado. Es real. 
Así que, investigando un poco, he llegado a la conclusión de que existen varios tipos de regalos que no gustan, y cada uno de ellos tiene su correspondiente reacción.

Por un lado, los regalos inservibles. Y entran en este grupo pues los pisapapeles, imanes de nevera, o estos separadores de libros que pesan un quintal y se salen del propio libro, ¿sabéis lo que os quiero decir, no? 
Reacción: ay, ¡pero qué bonito!

Luego están éstos megagrandes. Me refiero a la ropa. Desenrollas el regalo y te ves una prenda de ropa dos o tres tallas más que la tuya. Lo cual explica cómo te ve la simpática o simpático que te ha hecho el regalo.
 Y tú ¿qué dices? Ay, ¡pero qué cómodo!

En el tercer lugar del ránking encontramos los regalos que ni Dios se pondría. Ni siquiera quien te lo ha regalado lo usaría. Y yo qué sé qué es lo que entra en este grupo. Un pijama de ovejitas, por ejemplo, no sé. 
Tu reacción es de lo más comedida. Ay, ¡pero qué buen gusto!

Y por último, los regalos fantasma. Y son fantasma porque nunca se ven. Se pasan un mes diciéndote lo bonito que va a ser tu regalo, a lo te vas a cagar. Y luego nunca aparecen. Suele darse el caso cuando el que regala es un amigo al que no vemos mucho. Eso que quedáis para que te lo de, cenáis, tomáis algo, y a la hora de irse te dice, uy, olvidé tu regalo.
Y tú…tú no dices nada, porque no hay regalo.

lunes, 9 de febrero de 2015

Las cuatro grandes verdades que mueven el mundo

Después de un parón obligado por una gripe de estas que marcan historia, he estado desaparecida dos semanas, pero ya he vuelto, así que vamos a ponernos al lío que tenemos mucho de qué hablar. 

¡Bienvenidos de vuelta a Las cosas que nunca dije!

Yo odio las frases estas motivacionales, las cuentas que hay en todas las redes sociales, que cada día te muestran una “reflexión” bonita y útil, como si la hubiesen escrito especialmente para ti.
Pero lo que sí me gusta, es remarcar las frases que más me llaman la atención de los libros que leo, y hay especialmente cuatro, que hace mucho tiempo me llamaron la atención, por lo identificada que me sentí con ellas, en esos cuatro momentos.

NO TE PREOCUPES POR LAS PERSONAS DE TU PASADO, HAY UNA RAZÓN POR LA QUE YA NO ESTÁN EN TU PRESENTE, NI LLEGARÁN A TU FUTURO.
Porque hay veces en las que estas rodeada de gente, y es cuando más sola te sientes, porque tus amigos, o los que hasta ese momento lo han sido todo para ti, de repente dejan de aportarte lo que te aportaban antes, y tú empiezas a verlo todo como mera espectadora de la película de tu vida. Y ya no queda nada de lo que hubo. No vivas por lo que fue.

UNA PERSONA REAL NO ES PERFECTA, UNA PERSONA PERFECTA NO ES REAL.
La perfección es algo sumamente subjetivo. No os dejéis la piel tratando de ser perfectos para nadie. Es una total y absoluta pérdida de tiempo, porque no lo lograréis, y además saldréis escaldados en el proceso. Lo mejor, ser perfectos para vosotros mismos. Y si no lo conseguís, no pasa nada eh, de hecho yo ni lo intento o sea que…

LA GENTE CAMBIA POR DOS RAZONES: SUFRIÓ DEMASIADO, O APRENDIÓ LO SUFICIENTE.
Porque una determinada actitud que adoptas te ha llevado a situaciones muy malas para ti, como ser demasiado buena persona (en mi pueblo eso se llama ser tonta), en cuyo caso algunas personas se han aprovechado de ti, esa misma actitud te ha hecho sufrir por un lado, obligándote a desprenderte de gente que querías, y te ha enseñado que no se puede ser así. Según mi criterio, hay que ser buena persona con las personas que a ti te demuestren que lo son. 

NO DEPENDAS DE NADIE EN ESTE MUNDO, PORQUE HASTA TU SOMBRA TE ABANDONA CUANDO ESTÁS EN PLENA OSCURIDAD.
Ni siquiera de las personas que más quieres, porque no depender de ellas no significa quererlas menos a ellas, sino quererte menos a ti mismo. Y por ahí no paso yo. Soy una firme defensora de que las personas deben hacerse a sí mismas bajo su criterio. Esto no implica ser unos egoístas con el resto  del mundo, pero sí implica mentalizarnos de que somos individuos, que debemos aprender a estar solos. Igual de importante es ssber tomar decisiones por nosotros mismos y ser fuertes para mantenerse firmes y apechugar.

Quered a quien os quiera, intentad ayudar y hacer la vida más fácil a los que os rodean, pero recordad que al final, de lo único que dependen nuestras vidas, es de nosotros mismos.