domingo, 30 de noviembre de 2014

Cumplemeses y cumpleaños

Hoy hace justo un mes que decidí hacerme el ánimo y abrir este blog, que me ha servido para expresar al mundo en general, y a vosotros, los que me leéis en particular, todo cuanto se me ha pasado por la cabeza.

Los que me conocen desde pequeñita me recuerdan siempre con una libreta y un boli en la mano, porque siempre me ha encantado escribir, y la verdad nunca creí sentirme tan cómoda como me siento con esto, ni despertar la curiosidad de tantos lectores como he hecho, porque el contador de visitas y las estadísticas del blog hablan por sí solos.

Gracias gracias y más gracias, de verdad.

Gracias a los que me leéis desde tantas partes diferentes, y a los que me han apoyado para que me hiciera el ánimo de abrirlo y seguir con esto.

Y todo esto me anima a seguir contándoos mis opiniones, relatos y vivencias.
Así que nos seguiremos leyendo durante mucho tiempo.

Hoy también es el cumpleaños de una persona especial con la que desde hace relativamente poco me entiendo muy bien y a la que le estoy cogiendo mucho cariño de una manera muy rápida porque es imposible que sea de otra manera, pero como sé que odia el día de su cumple lo dejaremos así.

Simplemente decirte, querida Ra, para que no te sientas un bicho raro, que en mi casa desde que cumplí los 18 está terminantemente prohibida toda la parafernalia dichosa que engloba tarta, canción de cumpleaños, velas y, aunque esta regla no le he impuesto yo, parece ser que regalos también.

Así que pasa el día como cualquier otro pero como te digo siempre: este día no significa más que el hecho de estar viva, y simplemente eso, ya es digno de celebrar.

Así que aunque sé que te jode,

¡MUCHAS FELICIDADES!



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viernes, 28 de noviembre de 2014

La diferencia entre estar en paro y estar parada

Me hace mucha gracia, por no decir que me toca…los pies, que cuando te preguntan y dices que llevas tres años en el paro, haya gente que automáticamente sienta lástima por ti, pero me los toca aún más (los pies) que asocien el estar en paro con el estar parada.

 Yo llevo tres años en el paro, pero no he estado parada ni un santo día de mi vida.

Y lo que voy a decir a continuación no es ninguna especie de justificación, porque nunca he necesitado ni querido justificarme por nada y ante nadie en mi vida, porque tampoco he hecho nada tan malo como para tener que hacerlo, y si lo he hecho, no me han pillado.

Yo me levanto cada día a las 8.00/8:30 de la mañana y en cuanto me bebo el café y soy persona, examino mi casa para saber por dónde empezar. Casi siempre mi madre ha fregado los platos ya, y siempre sale ella a comprar, pero comedor, baño, habitación y ropa son para mí.

Como es algo que llevo haciendo desde hace 14 años, antes de una hora he terminado. 
Vale, toca preparar las clases de la tarde, y después seguir con el inglés.
 Y cuando levanto la vista de los ejercicios y los apuntes son las 14:00. Así que ponemos la mesa, y cuando llegan los hombres, a comer.
Después de fregar y hablar con mi otra mitad, son ya 15.30. Me visto y sigo con el inglés media horita, porqué a las 16:00 (que nuuuunca son las 16:00) llegan los primeros de la tarde. A clase. Y hasta las 19:00 (y hay días que las 20:00), estamos haciendo deberes, explicando cosas nuevas, corrigiendo redacciones, preparando exámenes próximos…
Y ya casi al final de la tarde veo a mi amor, sólo un ratito porque normalmente los dos estamos cansados y lo que queremos es vernos e irnos a casa a ponernos el pijama.
 Siempre digo que soy novia menos tiempo al día del que quisiera.

Para cuando vuelvo a casa son las 21:00 y los días que no me toca hacer la cena, aprovecho para ver la tele un rato o para leer o para escribir, hasta la hora de cenar. 

Así que cuando acabo de cenar, y ha pasado un tiempo prudente para que no me siente mal la cena, me voy a la cama. Eso suele ser allá a las 22:30. Donde veo algo que me guste, o hablo un poco más con mi otra mitad.

Y siempre antes de las 23:30 estoy tan sobada que si el AVE decidiera desviar su camino y pasar por encima de mí, seguramente ni me enteraría.

Ale, a ver si eso es ser una mujer parada. Yo creo que no.

Porque señores, en mi caso, no es lo mismo estar en paro, que parada.


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jueves, 27 de noviembre de 2014

Nosotros

Qué palabra tan bonita.

Yo siempre creí que en algún lugar, en un momento determinado de mi vida, había un nosotros esperándome. Y también tuve el convencimiento de que no iba a ser alguien nuevo para mí, sino alguien a quien ya conocía, pero él y yo todavía no lo sabíamos.
Y así fue. Y he podido comprobar, a través de los años, que ese pronombre personal de la 2ª persona del plural (sí sí, soy de letras), es lo más bonito que alguien puede tener en la vida.
Nosotros engloba muchas cosas.

Engloba vivencias juntos, de las que sólo los dos sois cómplices. Engloba conversaciones, risas, discusiones y reconciliaciones. Engloba un proyecto de vida en común.

Nosotros no es lo mismo que tú y yo.

Puedes estar con alguien, quererlo mucho, vivir muchas cosas y saber que te quedan muchas por vivir, pero seguís siendo “tú y yo”.
Cuando tú hablas de tu pareja y pronuncias nosotros, estás hablando de algo inseparable, de una especie de pack, como Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, o Batman y Robin.

Y qué bonito es cuando te preguntan algo y dicen vosotros. Eso significa que la gente que te rodea ha entendido igual que tú que sois inseparables.
Yo pienso que hay que dar poder a las palabras que pronunciamos todos los días. Jamás he sido mujer (hosti mujer, ya no digo chica, digo mujer) de poesías ni de ramos de flores, ni de tunas, ni mariachis (los marichis me producen pesadillas, no es en broma). Para mí hay detalles insignificantes para mucha gente que son los que verdaderamente mueven el mundo; compartir una misma invitación de boda, bautizo, comunión, que tu madre, para preguntarte si viene a cenar diga ¿hoy cenáis aquí?... en definitiva, que nos consideren uno, que allá donde está el uno está la otra, y al revés. Que on va la corda va el poal.

Y del mismo modo tampoco soy de las que se pasan la vida diciéndole cosas bonitas ni piropos a su pareja, pero es que he visto a taaaantas parejas que se adoran de boquilla y luego son incapaces de pensar el uno en el otro…que me parece una falsedad. Para mí, hay una serie de gestos diarios que son mucho más importantes, dependiendo de quien los realice. Como leí una vez, elevan lo cotidiano a la categoría de extraordinario. A mi me encanta que me avise cuando llega a casa, que tenga en cuenta el avisarme si se va a retrasar, que me obligue a cerrar antes de irse cuando me lleva a casa…cosas que me hacen sentir importante.

Hace un tiempo hablaba más que bien sobre la soledad, porqué creo que es posible que la misma persona a la que le gusta la soledad le encante tener una pareja.

Pero lo cierto es que creo que sabiendo lo que sé ahora mismo, me sería muy difícil imaginar mi vida sin mi nosotros.

Porque ahora mismo ya no somos él y yo, formamos un nosotros.


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martes, 25 de noviembre de 2014

Barcelona, qué bonita eres

Jamás encontraré un lugar más bonito que mi Barcelona del alma.
Tres veces he ido a visitarla y las tres me he venido con el nudo en la garganta por si no puedo volver.

La primera visita fue con el colegio, un poco accidentada. De camino, atravesando Tarragona, una llamada nos informó a los dos cursos de que un amigo nuestro había tenido un accidente en moto y había fallecido. Mec, empezamos mal.

Iban a ser dos días en los que estábamos muy lejos de donde realmente queríamos estar, y los que no pudieron soportarlo se volvieron por su cuenta nada más llegar.
-Un acontecimiento así me va a quitar las ganas de volver a esta mierda de ciudad- pensé nada más poner un pie en tierras barcelonesas.

Qué va qué va…es que se respira hasta otro aire.
El guía nos llevó por los lugares más conocidos (a lo guiri), y nos contó las mil y una historias que los catalanes tienen para cada uno de los lugares.
Maremagnum, Parc Güell, Camp Nou (oh, sí), mercat de la Boqueria, la Casa Batlló, Rambles, Plaça Catalunya…y por la noche…Grease, el musical.
El musical y el culo de Edurne, que fue lo que todos los varones de los dos cursos de bachiller vieron durante las tres horas que duró el musical.

Un viaje muy bonito.

-Esto tengo que enseñárselo yo a alguien alguna vez. Volveré por mi cuenta para que alguien a quien quiera mucho mucho lo vea, porque es digno de ver.
Y así pasó. Tal cual.
Dos veces más volví, ya por mi cuenta, con alguien a quien quiero mucho mucho para que lo viera, porque es digno de ver.

Y es que vas por sus calles y todo es bohemio, artístico, la gente va a su rollo, tú eres un ciudadano más, y lo visitas todo…y le explicas a quien te acompaña lo mismo que te enseñó el guía a ti, y ves que a esa persona le gusta igual que a ti…
Y vuelves al Starbucks de el Maremagnum y te bebes un batido mirando al puerto, que tiene unas boyas que si vas borracha al puerto te hacen flipar gominolas porque tienen forma humana y parecen gente flotando en el agua (o eso me han contado), y ves el inmenso monumento a Colón, cuyo dedo mide 2 METROS, y señala a tierras americanas, y ves todo lo que viste en tu primera visita…y piensas:
-Madre mía, ¡si sigue todo aquí, en el mismo sitio que lo dejé hace años!(ya ves tú el pensamiento idiota, ni que se fuera a cambiar de sitio el Corte Inglés de Plaça Catañunya, o Colón de repente fuera a señalar a otro lugar).

Pasear. Te levantas un domingo, te pones calzado cómodo, y simplemente paseas…y sin buscarlo, ves lugares que nadie te dijo nunca que estaban ahí y que no salen en las guías porque no son los rincones más conocidos de la ciudad.

Eso sí, carga bien la cámara porque con todo lo que hay que fotografiar lo mismo se te queda sin batería, y vas al Bosc de les Fades y no puedes hacer ni una puta foto. Y te ríes, por lo anecdótico y lo jodido del asunto. Pero no importa, porque esos sitios tienen algo que se te queda grabado en la retina. 
Ais…(suspiros) ¡¡Barcelona, qué bonita eres!!



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lunes, 24 de noviembre de 2014

Aquellos años locos

Allá por el 2006 acabando 4ª de E.S.O., harta de un colegio represivo, en el que obligaban a sus alumnas a llevar hasta el coletero del color del uniforme, en el que decir lo que pensabas era falta grave si no coincidía con el criterio del profesor, en el que contaba más la actitud que el expediente académico, harta de un grupo de amigas en el que todo era falsedad, en el que hoy eras la mejor y mañana todas te criticaban a través de cartitas que se escribían las unas a las otras (ya si eso os lo cuento otro día, que tuvo mucha guasa el asunto, y nunca he hablado con nadie de él), decidí que en mi vida sólo había dos caminos; irme de ese pozo negro lleno de mierda en el que todo se arreglaba rezando o dando una generosa aportación a la fundación del colegio, o directamente dejar de estudiar.
Así que me armé de valor y lo dije en casa, dejándolos a todos en shock.
La aplicada y estudiosa niña buena de la familia, la que nunca había llevado la contraria a sus padres en nada, se revelaba, quería dejar de estudiar.
Sólo una persona supo entender que lo que yo necesitaba era volar rumbo a otro lugar en el que se me respetara como persona y estudiante. Y poniéndome en contra incluso a la directora del colegio (que por cierto me dejó bien claro que si me iba, no me molestara ni siquiera en llevar a mis hijos ahí, porque no iba a ser aceptados, a lo que yo contesté que si no los aceptaban me harían un favor), un día de junio marché, sin despedirme de nadie, excepto de mi mejor amigo por aquél entonces (bueno, también me hacía tilín).

Y llegó septiembre y allí estaba yo, en un cole nuevo donde no conocía a casi nadie, sólo a un amigo con el que no hablaba demasiado, a un primo que resulta que ahora iba a estar en mi clase, y a lo que en la adolescencia llamamos ex, pero que realmente sólo es el chico con el que te has dado un par de besos una noche de fallas y los dos días siguientes…eso también para otro día.
La acogida fue extraordinaria, y antes de un mes yo ya era una más.
Joder, bendita diferencia. Aquí pude ser yo misma, decir lo que pensaba, la gente de clase eran majos, conocí a mi mejor amiga desde entonces (y para siempre), daba igual si un fin de semana te apetecía salir con unos o con otros, el lunes siguiente no te lo iban a echar en cara.
En mi grupito éramos 6 ó 7. 6 ó 7 que siempre teníamos algo que hacer; comida en la cañada, merienda en Plantaciones, tarde de cine, comida en el Servips…todos nos sabíamos la vida del resto, y todos hablábamos en total confianza. Vamos que cuando criticábamos era con cariño, y sin cartitas de por medio.
Fueron dos años de muchas aventuras, vivencias nuevas, gente nueva, a la que por fin, pude llamar amigos.
Tan amigos éramos que conforme el curso avanzaba y la gente se iba quedando fuera y cada vez la clase se iba quedando más vacía, nadie quería ocupar sus sillas porque de esa manera siempre iban a estar con nosotros.
Aquéllos fueron sin duda, los dos mejores años de mi vida en ese aspecto.
Todas las semanas había algo nuevo; ésta se ha liado con tal, aquéllos rompieron este finde, hemos quedado para pasar el día en tal sitio, te apuesto una cena a que éstos no duran ni un mes, mira a ver ésta que del ciego que lleva cree que Colón le está guiñando un ojo…(es una historia muy larga). Que castigaban a uno? Ahí estábamos el resto en su casa haciéndole compañía.
Pero las cosas acaban, y en 2008, los 11 de 23 que nos habíamos quedado, nos graduamos en Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales. En una ceremonia laaarga y aburrida oficiada por el cura del cole, que como es argentino, cada vez que hablaba te ibas quedando más relajada y casi nos dormimos…pero eh, que fue muy bonita.
Y nos volvimos a juntar. Y ya no era lo mismo. El cariño seguía estando, pero no teníamos tantas cosas de las que hablar, y ese es el principio del fin de cualquier tipo de relación humana.
Ahora, 6 años después, están los que se han casado con la ex de su mejor amigo, los que ya tienen dos bebés, los que han elegido caminos turbios, los que viven fuera…
Pero también están los que siguen acordándose de tu cumpleaños, los que organizan cenas para intentar reunirnos…
Pero jamás volverá a ser lo mismo.
Y creo que así está bien. Las cosas no deben forzarse. Cada uno ha elegido la forma en la que quiere vivir su vida, y todos nos hemos distanciado.
Pero todos tenemos esos dos años en nuestras vidas, y ninguno podemos ni queremos borrarlos.
Aunque ya no tengamos nada que ver los unos con los otros, estoy segura de que todos recuerdan con el mismo cariño que yo,
aquellos años locos.


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jueves, 20 de noviembre de 2014

Que paren España que yo me bajo

Así de claro, me bajo del vagón.
Me da vergüenza decir de dónde vengo.
Os aviso ya, que posiblemente hiera sensibilidades, cosa que entiendo y respeto. Por eso mismo me creo en potestad de pedir que la mía se entienda y se respete también.
Me da vergüenza ver como hijos bien formados se despiden de sus padres para irse a otro país a poder desarrollar su actividad.
Me da vergüenza que gente enferma se vea obligada a pagarse un tratamiento que les puede dar la vida, quitándosela en este caso.
Me da vergüenza trabajar en un comedor escolar y que se me desmaye un niño por desnutrición a las dos de la tarde, y a otro se lo tenga que llevar una ambulancia porque tiene asma y su madre no le ha podido conseguir el ventolín a tiempo. Ambos son hermanos.
Me da vergüenza que contraten a discapacitados para trabajar como capacitados y cobren como discapacitados.
Me da vergüenza que nos traten como burros a los que ponen la zanahoria fija delante de los ojos para llevarnos por donde ellos quieren.
Y me da igual derechas, izquierdas, monarquías, repúblicas…que quede claro.
Pero me jode soberanamente que se llenen los bolsillos alegando que ellos son los reyes del mambo, que inventen formas de robar que no saben ni los ladrones profesionales.
Que tengamos que ser nosotros mismos, lo que entre nosotros nos ayudemos, porque los representantes del pueblo no dan ni un puto duro por nosotros.
Y critican a las formaciones nuevas que salen para, según ellos, ayudarnos a prosperar. Que igual no lo hacen ni bien ni mal ni todo lo contrario, pero claro, aquí da miedo todo aquello que se sale de lo estipulado en ese supuesto acuerdo que aprobó nuestra bendita, amada, respetada, y blablablá...Constitución.
Y tenemos lo que queremos.
Y la culpa es de las mayorías absolutas que le dan el poder a un solo partido de hacer lo que le salga del maletín, porque no necesitan a nadie más.
Que a la gente se la suda la independencia, el Íbex 35, la prima de riesgo, la Troika, Europa y la madre que los parió a todos.
La gente queremos trabajar, poder ganarnos la vida, ya no pedimos ni siquiera que nos gusten nuestros trabajos, ni tener el fin de semana libre, ni elegimos el tipo de jornada.
Poder sobrevivir, por dios, tener un techo donde encerrarnos sin molestar a nadie y sin que nos molesten, no pasar hambre ni ver que nuestros seres queridos la pasan. 
Nada de pan con pan y nos imaginamos lo que hay dentro.
Eso también se refleja en la Constitución. Esa que se aprobó con el acuerdo de todo el Parlamento y no se puede cambiar porque no les sale del rabo.
Ellos tienen derechos, nosotros obligaciones.
Esas son las familias reales, las que luchan por sobrevivir, y no la que todos conocemos por Familia Real, que para mí no es más que una familia de cuentistas, que han ido naciendo de higos reales y pasándose la coronita de cabeza en cabeza, creyéndose impunes para robarnos lo que les ha dado la gana. 
No se lo creen, es que lo son, joder.
Que viva el Despotismo Ilustrado (finales del siglo XVIII):
Tout pour le peuple, rien par le peuple (Todo para el pueblo, pero sin el pueblo).



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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Profesores por vocación...y por obligación

Yo no tengo la carrera de magisterio (a mi pesar, quizá), soy Técnico Superior en Educación Infantil.
Pero debido a la situación de aquí donde vivimos (algunos dirán mi país, yo prefiero no ser tan posesiva y os doy mi cachito a vosotros), sólo he podido trabajar un año de ello.
También soy Monitora de Tiempo Libre, lo que sí que me ha permitido trabajar unos dos años y medio.

Queda claro que mi vida son los niños.

Pero llevo desde los 18 dando clases de repaso, por lo que calculo que me he sacado la ESO algo así como cuatro veces, y la Primaria algo así como dos.
Así, sin título, ni licenciatura, ni diplomatura ni doctorado, llevo años intentando arreglar los desastres que provocan algunas profesoras del colegio donde van dos de mis alumnos. Esas que sí tienen licenciaturas, diplomaturas, o doctorados, y que cobran sueldos que les permiten ser todo lo estúpidas que son.

Yo, desde mi humilde experiencia, estoy harta de ver cómo según qué profesoras adiestran niños, exponiendo en clase su soberana opinión, y no lo que pone en el libro. Hace poco me la vi con una que aseguraba que el señor don Rey de España (aún era JotaCe) podía ser juzgado si hacía algo malo. Supongo que para ellas, algo malo es que no rece la oración de la paz de San Francisco, que no es más que un tío bobo, que era rico de cagarse, y un buen día decidió despojarse de toda su riqueza y hacerse amigo de ardillas, ratas, pajaritos y todo bicho viviente que se encontrara en las montañas o los bosques. Como Blancanieves.
En cualquier caso, el libro hablaba de mala praxis, o de tener la mano demasiado larga (miiira, como su hija Equis De).
Así que yo, ni corta ni perezosa, le escribí un MENTIRA, en rojo, en el libro del niño al que había corregido la petarda esta de la profesora.
Investigando, me reafirmé en mi declaración, y expliqué lo siguiente:

(...)la Constitución Española dice en el Artículo 56 que la persona del Rey de España es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.
Al declararla irresponsable, según el derecho es como un menor que no puede ser juzgado, o como un incapacitado por sentencia judicial.
Habría que modificar este artículo de la constitución, que por supuesto va en contra de la igualdad consagrada en el art 14.
Se podría hacer, puesto que la constitución es modificable, pero al parecer en este país se trata como si fueran las tablas de la Ley entregadas a Moisés y ningún parlamento lo llevaría a cabo.

Podría ser juzgado por un Tribunal Internacional. Como el Estado español ha ratificado el Estatuto Penal Internacional, el cual proclama que los delitos contemplados en el mismo pueden ser enjuiciados sin consideración al cargo oficial de la persona acusada sea Jefe de Estado o de Gobierno, miembro de un Gobierno o Parlamento, representante elegido o funcionario de gobierno, lo que en ningún caso eximirá de responsabilidad penal ni constituirá per se motivo para reducir la pena. Debido a la tendencia universal de amparo a los Derechos Humanos, el Tribunal Penal Internacional sería plenamente competente para conocer de éstos delitos, y podría juzgar al rey en los delitos que son de su competencia.

Este argumento es racional, pero claro también existe la trampa puesto que la Constitución no exonera al Jefe del Estado sino a la persona del Rey, con lo cual lo sitúa en un plano diferente, no lo exonera por su cargo, sino por ser rey por la gracia de Dios y parece que de Franco. (ser Rey no es un cargo público, es un privilegio, otra cosa es que además sea Jefe del Estado)
En definitiva este artículo de la Constitución Española es algo vergonzoso. 

Pues nada, que como esa, a lo largo de estos años, a montones. Y me jode.
Me jode porque yo soy una firme defensora de que la gente no debe acceder a un puesto de trabajo sólo por su título, sino también por su valía, y me toca los pies que haya gente en el mundo que se dedique a enseñar, sin que le guste hacerlo. Porque yo asumo que a nivel de titulación no puedo competir con ellas, pero permitidme que cuestione la posibilidad de que por mi valía, sí.
Que tenéis en vuestras manos a los futuros ingenieros, doctores, profesores, investigadores...por dios.
Los hay que estudian una carrera sabiendo que su trabajo final será dar clases, porque de entre todas las salidas laborales que tiene su carrera (la del galgo, que digo yo), ésa es la más viable. Y no le gusta. Y son unos amargados y amargan a los pobres niños. Y los tachan de incompetentes y de inútiles y les predicen el futuro:

-Con lo inútil que eres, suerte si te sacas la ESO, ni te plantees hacer bachiller.
-No serás nada en la vida, hijo mío, sácate el graduado para por lo menos, poder barrer.

Valientes hijas de puta. Que está el mundo lleno de profesionales por los que sus profesores no dieron ni un duro en un determinado momento.
En mi entorno tengo unos cuantos.
Así que haced el favor, coged gusto por lo que hacéis, o dejad paso a profesionales de verdad que lo hagan gustosamente. Obviamente no me incluyo porque como ya he dicho, la vida no me ha regalado la oportunidad de que la carrera me salga gratis, ni me la paguen mis papás, ni nada por el estilo.

Profesor no se hace, se nace.



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martes, 18 de noviembre de 2014

Aquéllos a los que nadie leería si no fuesen famosos

¿Os habéis fijado en la cantidad de famosos que desde hace unos años para acá han publicado libros?
Presentadores de televisión, personajes públicos, cantantes, actores, actrices…

Unos escriben sus memorias, otros momentos clave en su vida, otros su opinión sobre algo…Vamos, lo que hago yo desde aquí, pero sin que me publiquen un libro, y sin forrarme por lo que escribo.
Luego están aquéllos que tienen la llave mágica de la felicidad, los que dan las claves para agradar a tu pareja en la cama...un sinfín de paridas.
Para poder criticar tanto para bien como para mal, me he leído unos cuantos de esos libros sobre los que os hablo, y la verdad, son lecturas que para pasar el rato cuando se te queda el móvil sin batería y no puedes ver Twitter ni Instagram están bien, pero vamos a ver, que se están forrando…

A mí me parece muy bien que la gente escriba, y si vale para eso le publiquen un libro, lo que no tolero es que las editoriales vean nombres y estadísticas de fama, no manuscritos. Eso me pone enferma.

También hay famosas que tienen blogs. Blogs asociados a revistas, blogs de belleza que son los que a ellas les dan, casi siempre con productos y tratamiento sólo a su alcance…blogs de moda con modelitos u outfits caros que te cagas, y que no le quedan bien a nadie.
Yo prefiero pensar que si jamás llego a publicar un libro, será porque, aunque me encante, no sirvo para escribir. Porque pensar que no lo conseguiré por no presentar un programa de cotilleos, haberme acostado con algún famoso, o ser una top model, sinceramente me embajona tanto que quita las ganas de escribir.
Bueno no me las quita, pero me cago en todo.



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lunes, 17 de noviembre de 2014

Anoche tuve un sueño

Él se fue un 6 de mayo de 2001. Los mayores me decían que había ido al hospital para que le hicieran una prueba pero como era viernes y se les había hecho tarde decidieron dejarlo ingresado para hacérsela el lunes. Y ese lunes llegó. No fui a verlo en todo el fin de semana, se suponía que eran unas pruebas de rutina y que pronto volvería a casa.

Ese lunes, aproximadamente a las 9 de la noche, el teléfono sonó como sólo suena en estos casos. Mi padre debía ir de urgencia al hospital si aún quería verlo con vida por última vez.
A la hora y media, el teléfono volvió a sonar igual de triste que repiquetean las campanas el día de un funeral.

Mi abuelo ya no estaba entre nosotros. 

Jamás creí que lloraría tanto ante su ausencia porqué él era el típico yayo de fines de semana; no había crecido con él y tampoco era la persona más jovial y expresiva del mundo.

Los años siguientes fueron los peores, tardé en ir a visitarlo a su "nueva casa", y cada vez que pensaba en él no podía evitar llorar como jamás creí que lo haría. 

Era como si él siguiera junto a mi, como si me hubiera elegido a mi de entre toda su familia para protegerme. Yo le hablaba, le pedía por los míos...él se hacía presente en sueños, y sus respuestas se ofrecían en forma de los recuerdos que tenía de él. Lo sentía junto a mi.

Pero una noche de septiembre de 2013...

Estamos todos celebrando un cumpleaños en casa de un familiar, cuando me giro y veo su cara, sonriente como un niño pillo, o como un abuelito al que nunca se le han ido las ganas de jugar. 
Me lanzo a por él como si hiciera 12 años que no lo veo, y su abrazo se hace largo, me llega hasta los huesos.

-¿Qué haces aquí?
- Es que por allá arriba está todo muy aburrido.
- Y por qué siempre vienes a verme cuando estoy durmiendo?

Vuelve a sonreír, y sin decir nada, se da media vuelta y se va, siguiendo un pasillo que antes no estaba.

Cuando desperté, me dio la impresión de que estaba muy sola, en cierto modo lo había soñado, pero yo sabía que, igual que había hecho siempre, él había estado en ese momento junto a mi. 

Pero esta vez para decirme adiós.

Los días siguientes me obligaba a mi misma a pensar que ciertamente todo había sido un sueño, porque nunca creí en historias de personas con el don de tratar con seres que ya no están. Pero he estado doce años sintiendo que alguien me cubría las espaldas, que alguien me empujaba a tomar decisiones de esas que tú sola no te atreves a tomar, y que tomas cuando un ser amigo te dice venga va, que todo saldrá bien, y si no sale bien, en un futuro nos reiremos de todo esto. De verdad que estuve con él. De verdad que lo vi. De verdad que cuando lo abracé sentí los pelos de su barba naciendo como lo hacía cuando iba a verlo a su casa. Estaba ahí, delgado y sonriente, pero sin muletas, sin dolores, sin penas ni preocupaciones. De verdad que vino a decirme adiós. Apareció en un sueño que no tenía nada que ver con los anteriores. Estuvo mucho tiempo haciéndome recordar buenos momentos con él, metiéndose en mis sueños porque sabe que es la única manera en la que podíamos estar juntos sin que yo cayera del susto.
Eligió la manera más bonita para despedirse de mí, cuando estaba seguro de que podía marchar sin dejarme pena, cuando me vio madura para asumir que jamás entraría por la puerta de su casa y lo volvería a ver. Eligió hacerlo de una manera en la que sólo los dos fuésemos cómplices, como todo lo que había hecho en vida.

Cuando "desperté", él ya no estaba. Desde esa noche, él ya no está.



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viernes, 14 de noviembre de 2014

50 Sombras de Grey: ¿también una novela de autoayuda?

Porno para mamás, apología a la sumisión de la mujer, machismo en estado puro…blablablá.
Desde mi opinión personal (de lectora a la que los tres libros le duraron más de una semana, y que confiesa habérselos leído más de una vez), quedé encantada con la trilogía…al paso que los leía me iban gustando más. El que menos me gustó fue el primero.
No creo necesario resumiros la novela, pero sí he leído resúmenes de críticos que desde sus webs escribían “sexo-paliza-sexo”.
Vale. Que hay sexo, no se puede negar, que nuestro querido Grey le da de vez en cuando una tunda que no veas, vale también. Pero ¿y el amor?
Que seré yo la ñoña, de esas que esperan que al final de la peli porno él le pida la mano (para casarse, no para que le acaricie el pene), pero cuando me leía la trilogía, leía una historia de amor increíblemente bonita.
Lo más fácil es criticar diciendo “claro, cualquiera querría a un machote multimillonario  que te consienta todos los caprichos, que compre la empresa donde trabajas para hacerte dueña a ti, y si de paso te pega unos polvos con los que te traslada al séptimo cielo, pues mejor”.
Pues no. Al menos en primer término, no.
También he leído que “él ejerce tal presión sobre ella que se vuelve objeto del deseo, ella no cuenta para nada, sólo quiere satisfacerlo en todo lo que le pide”.
Pues tampoco.
Yo veo en ellos una pareja perfecta. Cada uno con sus cosas. Sus manías, sus límites infranqueables, y sus negociaciones. Como cualquier otra, che.
Veo también que ella ejerce más poder sobre él que al revés.
Veo que Christian despierta en Ana un lado de su personalidad que ella no conocía, y  que ella está encantada. Y viceversa.
A caso no es bonito tener el poder de, sólo con tu personalidad, hacer que un chico reacio a todo tipo de amor, se enamore de ti hasta el punto de respirar sólo porque tú respiras? Madre mía.
Pero volvamos a eso de que ella está encantada.
Ana se inicia en el mundo del sexo por él y con él. Sé que por satisfacer los gustos del Presidente de Grey Interprises Holdings, Inc., ella hace cosas que ni siquiera sabía que existían. Pero ¿puede decirme alguien en qué parte del libro ella afirma no querer hacer algo? Y si se da tal caso, decide parar, por petición de él.

Y digo todo esto porque me consta que esta trilogía ha servido para que muchas chicas de repente empiecen a confiar en sí mismas, en el poder que, sin darse cuenta, ejercen sobre sus parejas, o pueden llegar a ejercer, si se lo creen. No poder de mandar más, hablo de un poder bonito, joder. Un poder de esos que hacen que tu pareja sienta cosas que jamás antes sintió.
De repente todas hemos descubierto nuestra diosa interior, esa que estaba sentada en un sillón leyendo las obras completas de Charles Dickens, como la de Ana.
¿Y qué hay de malo en que las lectoras de la novela (supongo que no todas) se sientan más seguras de sí mismas gracias a la lectura? ¿A caso es absurdo que a raíz de ella, se hayan despertado en sus cabezas y en sus cuerpos gustos nuevos, actitudes nuevas, se atrevan a más cosas? Si yo fuera hombre y la trilogía hubiese causado ese efecto en mi mujer, estaría encantado, y enviaría una botella de Bollinger a la autora en señal de agradecimiento. Bollinger Grande Année Rosé 1999.

Un libro de puede leer desde muchas ópticas. Si empezamos con él desde un punto de vista crítico, no nos va a gustar.
A veces a medida que leemos nos sorprende, y nos enganchamos.
He visto a muchísima gente que va leyendo en el metro con el libro forrado en papel de periódico para que el reto no vea qué leen. Doble moral, lo llaman, creo. Eso es absurdo. Yo digo bien alto, “Sí, me leí 50 Sombras de Grey, además lloré como una pava en ciertas partes del libro, y flipé viendo el cambio que él daba, simplemente por amor”.

Y soy una defensora férrea del efecto que causa la lectura sobre las personas. Sea bueno o malo.
Y me parece que hasta cierto punto esta novela tan criticada tiene una función de autoayuda, porque muchas mujeres se atreven a verse sexys, a probar cosas con sus parejas que antes eran tabú, tienen una actitud más abierta y menos tímida.
E.L. James, desde su despacho y cara al ordenador, ha ayudado a muchas parejas a mejorar su vida sexual.

Y a mí eso me parece simplemente maravilloso.



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jueves, 13 de noviembre de 2014

If Only (Un día inesperado)

Ése es el título de una de mis películas favoritas en el mundo mundial.
Pero no por lo empalagosa (que también), sino por el trasfondo que tiene. Ahora veréis.

Así, sin destripárosla, os diré que la peli trata sobre cómo nos cambia la visión de la vida cuando sabemos que algo malo va a suceder, o que vamos a perder pronto a alguien que queremos.
En este caso los protagonistas son una pareja. Él británico y ella americana. Es un tipo muy ocupado por su trabajo que no presta atención a cosas que son importantes para ella.
Él despierta un día en el que aparentemente todo es normal, su comportamiento es el de siempre, y a pesar de todo ella lo ama. Se ha acostumbrado a su forma de ser, y sabe que en el fondo, y a su manera, la quiere.
Al final del día, ella muere en un accidente de tráfico.
Y al día siguiente todo vuelve a empezar. Él cree que ha sido una premonición porque se comienzan a repetir todos los detalles de su sueño, pero intenta cambiar todas las rutinas y actos que había soñado con el fin de cambiar el destino. Y vaya si lo cambia…

Un consejo: atentos al taxista.

Yo me planteo continuamente la vida. No mi vida, la vida.
Creo que si todos supiéramos cuándo llegará nuestro final, actuaríamos de manera diferente en muchas ocasiones. Pero también creo que no nos haría bien, porque no seríamos nosotros mismos.

La película me dejó pensativa varios días. Realmente me impactó.

¿De verdad necesitamos saber que algo malo está por llegar para aprovechar la vida al máximo, y no ser (o ser) unos verdaderos hijos de puta con la gente que queremos (o no queremos)?
Admiro a la gente que vive ese sentimiento; que sabe que se va, o que alguien cercano a él se va. Y lo asume, y lo deja todo listo, y se va feliz.
Ni siquiera me considero con derecho a hablar de ellos, de tanto que los admiro.

Yo no quiero ser una de esas personas que cuando se les esté acabando la vida piensen que no han vivido.
Yo quiero aprovechar mi vida, dar amor a la gente que me merece la pena, y ser una verdadera hija de puta con los que se porten mal conmigo.
Y quiero que la gente de mi entorno haga lo mismo.

Hay veces en las que creemos que vivimos, por el mero hecho de que nuestro cuerpo realiza las funciones vitales a lo largo de nuestra vida.
Pero no.

Vivir no es más que combinar lo que debemos con lo que queremos hacer.
Vivir engloba muchos verbos más como reír, discutir, reconciliarse, comer, llorar, escuchar, mirar, leer, comer, dormir, charlar, escribir, amar, y si se tercia, odiar.
Vivir es tener la capacidad de rectificar cosas, y estar seguro de nosotros mismos.
Vivir es echar la vista atrás y estar orgullosos de lo que somos, y sentir que volveríamos a repetir todos los pasos si se nos diese la oportunidad.
Vivir es rodearse de gente que de verdad nos aporta cosas buenas, y mandar a la mierda a quienes no lo hagan.
Vivir es pelear hasta conseguir lo que uno ansía y saber adaptarse a lo que la vida nos depare.

Lo demás, no es vivir.



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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Azuébar

Todo era como un sueño.
El pueblo, la casa, el cielo, el clima, la gente.

La luna estaba decreciendo pero aun así su luz cubría más de la mitad de aquel pueblo.

Si mirábamos por la terraza, se observaban los picos de las montañas que nos rodeaban, y cuando venía un coche del pueblo de al lado, los faros comenzaban a verse muy pequeñitos hasta que se podía oir el motor.
Las horas pasaban ahí muy rápido, el reloj del campanario marcaba los cuartos cada dos o tres minutos. O esa era la impresión que teníamos nosotros.

La casa era sólo nuestra, toda para nosotros.

La hora de dormir fue la más bonita, porque no nos separamos ni un segundo en toda la noche.

Al día siguiente llovía y las nubes cubrían los picos de las montañas que por la noche habíamos adivinado que había.
Estábamos, literalmente, al mismo nivel que las nubes. Si nos asomábamos mucho por la terraza, incluso parecíamos tocarlas.

Se quedó dormido en mis piernas mientras veíamos una película después de comer macarrones con queso, y ahí pude acariciarle la cara y rodearle el cuerpo con mis manos, aunque ÉL no se enteraba. Sólo lo miraba a ÉL, la película no importaba en ese instante nada.

Por el balcón de la otra parte de la casa se veía una ermita con un reloj de sol y un campanario minúsculo, culpable del repiqueo de las campanas más bonito que hemos escuchado en nuestras vidas. Y si mirábamos a la montaña, las ruinas de un castillo nos saludaban.

El pueblo tenía un tramo del camino llano, pero disfrutamos subiendo y bajando por sus empinadas calles.

Reflexionamos…nos dijimos que nos queríamos, nos hicimos preguntas tontas que por aquel entonces aún no tenían respuesta.

A la mañana siguiente nos pusimos rumbo a casa con la sonrisa más amplia que con la que nos habíamos ido.

Éramos dos moniatos que tan solo llevábamos tres meses juntos.


Éste fue nuestro primer viaje.

El viaje de nuestras vidas.





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martes, 11 de noviembre de 2014

La leyenda del Arcoiris

Hace muchos, muchos años, cuentan que todos los colores discutieron, porque cada uno de ellos quería convencer al resto de que era el color más importante del mundo.
El color verde proclamó:
 -Sin duda yo soy el más importante, represento a la vida y a la esperanza. Doy color a la hierba, las hojas de los árboles y a las flores, sin mí los animales no podrían vivir, sólo tenéis que mirar a vuestro alrededor y constataréis que estoy en la mayoría de las cosas".
Pero el color azul no estaba en absoluto de acuerdo y lo interrumpió: 
-Tú sólo piensas en la tierra, pero observa el cielo y el mar, sin el agua no tendríamos vida. Y las nubes, que dan el agua esencial para beber, están formados por la evaporación del agua marina. El azul es serenidad y paz, y sin mi serenidad y mi paz el mundo no sería el mismo.
Cuando el amarillo escuchó esta perorata no pudo más que soltar grandes carcajadas mientras les decía:
-Qué presuntuosos sois. Yo llevo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna cuando está despierta es amarilla y las parpadeantes estrellas también lo son. Cada vez que miráis un girasol el mundo entero explota en una sonrisa; sin mí no tendríais alegría.
Pero el color amarillo no lo dejó terminar:
-Sin duda yo soy el color de la salud y la fuerza, tal vez no sea demasiado frecuente, pero no me negaréis que soy imprescindible para las necesidades internas de la vida. Llevo las vitaminas más importantes, mirad las zanahorias, las calabazas y las naranjas. No estoy siempre dando vueltas pero cuando el cielo se despierta al amanecer, o se va a dormir al anochecer, mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros.
El rojo no pudo contenerse más y con impetuosidad proclamó:
-Yo soy el color del valor y del peligro, estoy dispuesto a luchas siempre por una buena causa. Llevo fuego en la sangre y son mí la tierra estaría tan vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa que explota, la flor de Pascua y las amapolas...
El color púrpura no se pudo aguantar más y con la pomposidad que le caracteriza, con voz alta y grave añadió:
-Soy el color de la realeza y el poder, Reyes, Jefes de Estado, Obispos y Senadores me han elegido siempre porque soy el verdadero signo de la autoridad y la sabiduría; la gente no me cuestiona; me escucha y obedece,
Pero no por eso el morado se contuvo, y con tranquilidad y determinación habló:
-Pensad en mí, soy el color del silencio, es bastante raro que me tengáis en cuenta, pero sin mí todos los demás seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.

Y así fue como todos y cada uno de los colores estaban convencidos de que eran el mejor, su discusión fue en aumento y se volvió más y más ruidosa. Pero de repente apareció una luz blanca, inmensa y brillante, los rayos retronaban impetuosamente y la lluvia cayó inexorable e implacablemente; y los colores se pegaron unos a los otros con mucho temor, buscando la mutua protección.
Y en ese instante es cuando la lluvia habló:
-No estáis bien de la cabeza, peleando unos contra los otros intentando dominar al resto. ¿No os dais cuenta de que lo que hacéis es pelear contra vosotros mismos? ¿No veis que todos sois necesarios? Todos tenéis un objetivo especial, único y diferente, pero sin el resto no sois nadie. Juntad vuestras manos y venid conmigo. Os tenéis que extender a lo largo de todo el mundo en un gran arco de color, en señal de cariño y de paz y como promesa de unión y símbolo de esperanza en el mañana, y cada vez que yo termine mis tormentas, rayos y centellas, saldréis vosotros como recordatorio de que lo malo no dura para siempre, y después de la tormenta siempre llega la calma.

Y de ese modo es como se creó ese maravilloso arco en el cielo, el Arcoiris, para que cada vez que lo veamos recordemos que siempre hemos de tenernos en cuenta y que nadie es nada sin el resto.

Y por eso, cada vez que acaba la lluvia, aparece esplendoroso el Arcoiris, suma de todos los colores que nos recuerda la importancia de la amistad, la estima y el buen hacer.



Gràcies Sento, per la teua sabiesa i per compartir la història en facebook.



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lunes, 10 de noviembre de 2014

¡¡Nostradamus predijo el doble check azul de Whatsapp!!

“Desde la tarde en la que las hojas mueren esperando el invierno, el fin llegará cuando las aves gemelas de color azul se junten para desatar el infierno en la tierra”.

Estos días, con todo el tema éste del doble check azul de Whatsapp, he estado dándole vueltas a un tema que hoy quería exponer.

Se supone que los usuarios están enfadados porque a partir de ahora se ve a poder saber si los mensajes recibidos son leídos e ignorados, o no.

Y celebran la reciente noticia de que Whatsapp va a rectificar y en la próxima actualización ofrecerá desactivar la opción del tan criticado por un lado y alabado por otro, doble check azul.

Primero fue la hora de la última conexión, y ahora esto. Casi todo el mundo se ha desactivado la última hora de conexión, y casi todo el mundo desactivará la nueva opción.

Y yo me pregunto, ¿por qué?

¿Qué miedo existe a que los demás veamos si nos conectamos o no, a qué hora, por y para qué? 
¿Qué pasa si alguien ve el doble check azul y nosotros no hemos contestado?

Yo realmente lo veo todo una soberana tontería, porque soy una firme defensora de que cada uno haga lo que le dé la gana, y porque si recibo un whatsapp y no quiero contestar, soy consecuente hasta el final y me da igual que el otro sepa que no he contestado porque no me ha dado la gana.
 Es más, creo que es necesario que el otro sepa si queremos entablar una conversación o no, y creo que esta opción del whatsapp es perfecta, porque no deja espacio a la falsedad del "no lo he leído", "no oí el móvil"...

En fin, yo no me desactivaré ninguna de las opciones, y esto no es sólo una cuestión relacionada con una aplicación de móvil, es una cuestión aplicable al 100% a nuestras vidas. Todos deberíamos ir por la vida con un doble check azul en la frente.

Que lo han leído y no contestan, será que por algún motivo no pueden o no quieren contestar. Y es bueno saberlo.

¿Que leo algo y no quiero o no puedo contestar? También es bueno que aquéllos que me escriben lo sepan.

Así, mientras unos se ahorran el "ay...es que lo he leído tarde", "no he oído el móvil, chica, dime, ¿qué querías?", la gente como yo nos ahorraremos el " mira no te he contestado porque no me apetece absolutamente nada hablar contigo".

Y para los que se vean apurados, o se encuentren en el compromiso de no desactivarlo para que nadie piense que tienen algo que esconder, pero no quieran que se sepa que han leído determinados mensajes, deciros que si bajas la barra de notificaciones que todos los móviles, o casi todos, tienen, se lee igual y Whatsapp no se "chiva".



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domingo, 9 de noviembre de 2014

Navidad, Navidad…


…¿dulce Navidad? Sí, otra cosa no, pero dulces sí. Polvorones, turrones, pastissets de patacat, mazapanes, pralinés…bah qué asco.
Bueno, la frase real más repetida esos días es qué puto asco.

Ya no se puede ir ni a consum ni a mercadona…está todo repleto de turrones, polvorones, de Navidad. ¡A mes y pico de distancia! Como si no tuviéramos bastante con esos días…

En mi casa odiamos la Navidad. Pero no la Navidad en sí, sino toda la parafernalia que la envuelve. En mi casa nunca hemos tenido una feliz navidad. Todo lo malo nos ha pasado en Navidad, y no tengo ningún buen recuerdo de mis navidades con 24 años que tengo. Todas han sido una caca.

Yo personalmente odio el espumillón, me da ganas de estornudar. El Belén… un mes ocupando una repisa llena de muñecos feos de la hostia ahí, cogiendo polvo. La granja de Pin y Pon quedaba más bonita sobre la estantería de mi habitación cuando era pequeña.
¿Y el árbol? Ese trozo de plástico verde lleno de bolas colgando a lo pendientes de Karmele Marchante. Los hay que llevan luces parpadeantes, a lo club de carretera o farmacia de guardia.

El día de Navidad nadie está triste. Nadie llora ni hay enfermos ni muere nadie. Y una mierda.

El día de Navidad está lleno de mesas rodeadas de gente que no se soporta, que no se quiere, hinchándose los estómagos de cosas que ni siquiera le sientan bien, para no destacar.
Nada, que por mucho que quieras evitarlo, siempre acabas ahí sentada. Otro año sin esa esperada gripe que te hace permanecer en la cama con cuarenta (de fiebre, por dios) mientras todos comen y hablan de temas tan triviales como las futuras bodas, lo bien que le va a uno, lo mayor que se ha hecho el otro, lo malito que está aquél al que siempre le pasan todos los milagros, lo gordo que está ese, o lo amargado que está nosequién.
Lo mejor es cuando la política económica de la que todos entienden sale a relucir. Se arregla el mundo en un plis, oye.
A un lado del cuadrilátero, los de derechas. A la otra esquina, los de izquierdas.

¡FIGHT!

Y mientras, ese cuadro se ve como si fuera una película, y estuvieras en cuerpo, pero no en alma.

Cuando pasan los días y tienes la cabeza como un bombo de tanto villancico (algún día si queréis hablamos sobre lo absurdo de los villancicos), llega la noche de reyes.
Ésa noche ha pasado de ser la más emocionante a la más triste de tu vida.
Cuando eres pequeño, sólo puedes pensar en si habrás cumplido las expectativas de los ese ese eme eme erre erre de Oriente (o Sus Magestades los Reyes Magos de Oriente) y al final caerá la barbi o el balón del mundial, o el diseña la moda.
Pero cuando creces, sólo puedes pensar en aquéllos que mañana se levantarán sin ni siquiera algo para comer. Aunque se hayan portado muy bien.
Ah no, espera, que en Navidad nadie pasa hambre, es todo felicidad, amor, música y purpurina.

La gente gasta lo que no tiene para llenar las mesas, para ver si se come más en su casa que en la de la vecina.


¡Vale ya coño! Yo también celebro todos los años mi cumpleaños y no me la lían tanto como al tío este.




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